Introducción y Bienvenida.
Joel 2:28 Y después de esto
derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y
vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán
visiones.
Marcos 16:17 Y estas señales
seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas
lenguas.
Hechos 2:1-16 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.
Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre
y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre
cada uno de ellos.
Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.
Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua.
Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?
¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?
Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia,
en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de Africa más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos,
en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de Africa más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos,
cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.
Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?
Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto.
Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.
Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.
1. ¿Que es el Pentecostés
o Pentecostalismo?
2. Historia.
3. Formas de llamar al Espíritu Santo.
4. Los Símbolos del Espíritu Santo.
5. El Espíritu Santo y la Iglesia.
6. El Espíritu Santo y la vida Cristiana.
7. William J. Seymour lleva el mensaje
"pentecostal" de Charles Parham
a Los Ángeles, California, donde el pentecostalismo cobró pronto gran poder.
a Los Ángeles, California, donde el pentecostalismo cobró pronto gran poder.
8. Descripción de los cultos en Azusa Street.
9. División y racismo en Azusa Street. Parham visita, censura y es
rechazado.
Mengua la congregación. Se cierra el local.
Mengua la congregación. Se cierra el local.
10. Reflexiones inquietantes
sobre el origen, el progreso
y las prácticas del pentecostalismo.
y las prácticas del pentecostalismo.
11.¿Que es el Espíritu Santo?
1. ¿Que es el Pentecostés o Pentecostalismo?
Los cincuenta días pascuales y las fiestas
de la Ascensión y Pentecostés, forman una unidad. No son fiestas aisladas de
acontecimientos ocurridos en el tiempo, son parte de un solo y único
misterio.
Pentecostés es fiesta pascual y fiesta del Espíritu Santo. La Iglesia sabe que nace en la Resurrección de Cristo, pero se confirma con la venida del Espíritu Santo. Es hasta entonces, que los Apóstoles acaban de comprender para qué fueron convocados por Jesús; para qué fueron preparados durante esos tres años de convivencia íntima con Él.
Pentecostés es fiesta pascual y fiesta del Espíritu Santo. La Iglesia sabe que nace en la Resurrección de Cristo, pero se confirma con la venida del Espíritu Santo. Es hasta entonces, que los Apóstoles acaban de comprender para qué fueron convocados por Jesús; para qué fueron preparados durante esos tres años de convivencia íntima con Él.
La Fiesta de Pentecostés es como el "aniversario" de la Iglesia. El
Espíritu Santo desciende sobre aquella comunidad naciente y temerosa,
infundiendo sobre ella sus siete dones, y surge el Habla en Lenguas dándoles el valor necesario para
anunciar la Buena Nueva de Jesús; para preservarlos en la verdad, como Jesús lo
había prometido (Jn 14.15); para disponerlos a ser sus testigos; para ir,
bautizar y enseñar a todas las naciones.
Es el mismo Espíritu Santo que, desde hace dos mil años hasta ahora, sigue
descendiendo sobre quienes creemos que Cristo vino, murió y resucitó por
nosotros; sobre quienes sabemos que somos parte y continuación de aquella
pequeña comunidad ahora extendida por tantos lugares; sobre quienes sabemos que
somos responsables de seguir extendiendo su Reino de Amor, Justicia, Verdad y
Paz entre los hombres.
2. Historia.
La palabra Pentecostés
viene del griego y significa el día quincuagésimo. A los 50 días de la Pascua,
los judíos celebraban la fiesta de las siete semanas (Ex 34,22), esta fiesta en
un principio fue agrícola, pero se convirtió después en recuerdo de la Alianza
del Sinaí.
Al principio los cristianos no celebraban
esta fiesta. Las primeras alusiones a su celebración se encuentran en escritos
de San Irineo, Tertuliano y Orígenes, a fin del siglo II y principio del III.
Ya en el siglo IV hay testimonios de que en las grandes Iglesias de
Constantinopla, Roma y Milán, así como en la Península Ibérica, se festejaba el
último día de la cincuentena pascual.
Con el tiempo se le fue dando mayor importancia a este día, teniendo presente
el acontecimiento histórico de la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles
(Cf. Hch 2). Gradualmente, se fue formando una fiesta, para la que se
preparaban con ayuno y una vigilia solemne, algo parecido a la Pascua. Se
utiliza el color rojo para el altar y las vestiduras del sacerdote; simboliza el
fuego del Espíritu Santo.
3. Formas de llamar al Espíritu Santo.
"Espíritu Santo" es el nombre
propio de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, a quien también adoramos
y glorificamos, junto con el Padre y el Hijo. Pero Jesús lo nombra de diferentes
maneras:
EL PARÁCLITO: Palabra del griego
"parakletos", que literalmente significa "aquel que es
invocado", es por tanto el abogado, el mediador, el defensor, el
consolador. Jesús nos presenta al Espíritu Santo diciendo: "El Padre os
dará otro Paráclito" (Jn 14,16). El abogado defensor es aquel que,
poniéndose de parte de los que son culpables debido a sus pecados, los defiende
del castigo merecido, los salva del peligro de perder la vida y la salvación
eterna. Esto es lo que ha realizado Cristo, y el Espíritu Santo es llamado
"otro paráclito" porque continúa haciendo operante la redención con
la que Cristo nos ha librado del pecado y de la muerte eterna.
EL ESPÍRITU DE LA VERDAD: Jesús afirma de
sí mismo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida"
(Jn 14,6). Y al prometer al Espíritu Santo en aquel "discurso de despedida" con sus apóstoles en la Última Cena, dice que será quien después de su partida, mantendrá entre los discípulos la misma verdad que Él ha anunciado y revelado. El Paráclito, es la verdad, como lo es Cristo. Los campos de acción en que actúa el Espíritu Santo, son el espíritu humano y la historia del mundo. La distinción entre la verdad y el error es el primer momento de dicha actuación.
(Jn 14,6). Y al prometer al Espíritu Santo en aquel "discurso de despedida" con sus apóstoles en la Última Cena, dice que será quien después de su partida, mantendrá entre los discípulos la misma verdad que Él ha anunciado y revelado. El Paráclito, es la verdad, como lo es Cristo. Los campos de acción en que actúa el Espíritu Santo, son el espíritu humano y la historia del mundo. La distinción entre la verdad y el error es el primer momento de dicha actuación.
Permanecer y obrar en la verdad es el problema esencial para los Apóstoles y
para los discípulos de Cristo, desde los primeros años de la Iglesia hasta el
final de los tiempos, y es el Espíritu Santo quien hace posible que la verdad a
cerca de Dios, del hombre y de su destino, llegue hasta nuestros días sin
alteraciones.
Cada vez que rezamos el
Credo, llamamos al Espíritu Santo:
SEÑOR Y DADOR DE VIDA: El término hebreo utilizado por el Antiguo Testamento para designar al Espíritu es "ruah", este término se utiliza también para hablar de "soplo", "aliento", "respiración". El soplo de Dios aparece en el Génesis, como la fuerza que hace vivir a las criaturas, como una realidad íntima de Dios, que obra en la intimidad del hombre. Desde el Antiguo Testamento se puede vislumbrar la preparación a la revelación del misterio de la Santísima Trinidad: Dios Padre es principio de la Creación; que la realiza por medio de su Palabra, su Hijo; y mediante el Soplo de Vida, el Espíritu Santo.
SEÑOR Y DADOR DE VIDA: El término hebreo utilizado por el Antiguo Testamento para designar al Espíritu es "ruah", este término se utiliza también para hablar de "soplo", "aliento", "respiración". El soplo de Dios aparece en el Génesis, como la fuerza que hace vivir a las criaturas, como una realidad íntima de Dios, que obra en la intimidad del hombre. Desde el Antiguo Testamento se puede vislumbrar la preparación a la revelación del misterio de la Santísima Trinidad: Dios Padre es principio de la Creación; que la realiza por medio de su Palabra, su Hijo; y mediante el Soplo de Vida, el Espíritu Santo.
La existencia de las criaturas depende de la acción del soplo - espíritu de
Dios, que no solo crea, sino que también conserva y renueva continuamente la
faz de la tierra. (Cf. Sal 103/104; Is 63, 17; Gal 6,15; Ez 37, 1-14). Es Señor
y Dador de Vida porque será autor también de la resurrección de nuestros
cuerpos:
"Si el Espíritu de Aquel que resucitó
a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, Aquel que resucitó a Cristo de
entre los muertos dará también la vida a sus cuerpos mortales por su Espíritu
que habita en ustedes" (Rom 8,11).
La Iglesia también reconoce al Espíritu
Santo como:
SANTIFICADOR: El Espíritu Santo es fuerza que santifica porque Él mismo es
"espíritu de santidad".
(Cf. Is. 63, 10-11) En el Bautismo se nos da el Espíritu Santo como
"don" o regalo, con su presencia santificadora. Desde ese momento el
corazón del bautizado se convierte en Templo del Espíritu Santo, y si Dios
Santo habita en el hombre, éste queda consagrado y santificado.
El hecho de que el Espíritu Santo habite en el hombre, alma y cuerpo, da una
dignidad superior a la persona humana que adquiere una relación particular con
Dios, y da nuevo valor a las relaciones interpersonales. (Cf. 1Cor 6,19) .
4. Los Símbolos del Espíritu Santo.
Al Espíritu Santo se le representa de
diferentes formas:
- El
Agua: El simbolismo del agua es significativo de la acción del Espíritu
Santo en el Bautismo, ya que el agua se convierte en el signo sacramental
del nuevo nacimiento.
- La
Unción: Simboliza la fuerza. La unción con el óleo es sinónima del
Espíritu Santo. En el sacramento de la Confirmación se unge al confirmado
para prepararlo a ser testigo de Cristo.
- El
Fuego: Simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu.
- La Nube
y la Luz: Símbolos inseparables en las manifestaciones del Espíritu Santo.
Así desciende sobre la Virgen María para "cubrirla con su
sombra". En el Monte Tabor, en la Transfiguración, el día de la
Ascensión; aparece una sombra y una nube.
- El
Sello: Es un símbolo cercano al de la unción. Indica el carácter indeleble
de la unción del Espíritu en los sacramentos y hablan de la consagración
del cristiano.
- La
Mano: Mediante la imposición de manos los Apóstoles y ahora los Obispos,
trasmiten el "don del Espíritu".
- La
Paloma: En el Bautismo de Jesús, el Espíritu Santo aparece en forma de
paloma y se posa sobre Él.
5. El Espíritu Santo y la Iglesia.
La Iglesia nacida con la Resurrección de
Cristo, se manifiesta al mundo por el Espíritu Santo el día de Pentecostés. Por
eso aquel hecho de que "se pusieron a hablar en idiomas distintos" ,
(Hch 2,4) para que todo el mundo conozca y entienda la Verdad anunciada por
Cristo en su Evangelio.
La Iglesia no es una sociedad como
cualquiera; no nace porque los apóstoles hayan sido afines; ni porque hayan
convivido juntos por tres años; ni siquiera por su deseo de continuar la obra
de Jesús. Lo que hace y constituye como Iglesia a todos aquellos que
"estaban juntos en el mismo lugar" (Hch 2,1), es que "todos
quedaron llenos del Espíritu Santo" (Hch 2,4).
Una semana antes, Jesús se había "ido
al Cielo", y todos los que creemos en Él esperamos su segunda y definitiva
venida, mientras tanto, es el Espíritu Santo quien da vida a la Iglesia, quien
la guía y la conduce hacia la verdad completa.
Todo lo que la Iglesia anuncia, testimonia
y celebra es siempre gracias al Espíritu Santo. Son dos mil años de trabajo
apostólico, con tropiezos y logros; aciertos y errores, toda una historia de
lucha por hacer presente el Reino de Dios entre los hombres, que no terminará
hasta el fin del mundo, pues Jesús antes de partir nos lo prometió: "…yo
estaré con ustedes, todos los días hasta el fin del mundo" (Mt. 28,20)
6. El Espíritu Santo y la vida Cristiana.
A partir del Bautismo, el Espíritu divino
habita en el cristiano como en su templo
(Cf. Rom 8,9.11; 1Cor 3,16; Rom
8,9). Gracias a la fuerza del Espíritu que habita en nosotros, el Padre y el
Hijo vienen también a habitar en cada uno de nosotros.
El don del Espíritu Santo es el que:
- nos
eleva y asimila a Dios en nuestro ser y en nuestro obrar;
- nos
permite conocerlo y amarlo;
- hace
que nos abramos a las divinas personas y que se queden en nosotros.
La vida del cristiano es una existencia
espiritual, una vida animada y guiada por el Espíritu hacia la santidad o
perfección de la caridad. Gracias al Espíritu Santo y guiado por Él, el
cristiano tiene la fuerza necesaria para luchar contra todo lo que se opone a
la voluntad de Dios. (Cf. Gal 5,13-18; Rom 8,5-17).
Para que el cristiano pueda luchar, el
Espíritu Santo le regala sus siete dones, que son disposiciones permanentes que
hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu, estos dones son:
Sabiduría: nos comunica el gusto por las
cosas de Dios.
Ciencia: nos enseña a darle a las cosas
terrenas su verdadero valor.
Consejo: nos ayuda a resolver con
criterios cristianos los conflictos de la vida.
Piedad: nos enseña a relacionarnos con
Dios como nuestro Padre y con nuestros hermanos.
Temor de Dios: nos impulsa a apartarnos de
cualquier cosa que pueda ofender a Dios. Entendimiento: nos da un
conocimiento más profundo de las verdades de la fe.
Fortaleza: despierta en nosotros la
audacia que nos impulsa al apostolado y nos ayuda a superar el miedo de
defender los derechos de Dios y de los demás.
7. William J. Seymour lleva el mensaje
"pentecostal" de Charles Parham a Los Ángeles, California, donde
el pentecostalismo cobró pronto gran poder.
En el año 1905, Charles
Parham predicó en Texas, ganó adeptos y fundó otro Colegio. William J. Seymour,
de treinta y cinco años de edad, afro americano, predicador del movimiento
“Santidad”, “torpe como orador, falto de destrezas sociales… de escasa
preparación académica… con un ojo ciego”, abrazó el mensaje de Parham. Un grupo
de bautistas de Los Ángeles, California, excomulgado de la asociación de
bautistas por haber aceptado las doctrinas del movimiento “Santidad”, invitó a
Seymour a ser su pastor.
Aceptando él, en su primer mensaje afirmó
que hablar lenguas es la “evidencia bíblica” del bautismo en el
Espíritu Santo. Algunos oyentes asintieron, pero la pastora Julia Hutchins
mandó a Seymour a no volver a entrar al local. A continuación, un esquema
conciso de los eventos subsiguientes:
Seymour y la mayor parte de la
congregación se trasladan a la casa de Edward Lee, donde un pequeño grupo oraba
por otro Gran Despertar Espiritual.
Al crecer el número, Richard y Ruth
Asberry abren su hogar a la congregación.
Abril 9, 1906. Edward Lee ruega a Seymour
que ore por él para que reciba el don de lenguas, alegando haber recibido una
visión según la cual los apóstoles le enseñaron cómo hablar lenguas. Seymour le
complace y Lee “habló lenguas”.
Durante los próximos días, unas cuantas
personas “hablaron lenguas”, incluso el primer hombre blanco, y, por fin,
¡Seymour mismo! A Seymour le llamaban “el profeta de Pentecostés para Los
Ángeles”.
Al crecer aún más el movimiento
pentecostal en Los Ángeles, los líderes tramitaron el arrendamiento de un
destartalado edificio, ubicado en 312 Azusa Street, el cual había pertenecido a
la Iglesia Africana Metodista Episcopal.
Un reportero del periódico “Times” visitó
la nueva iglesia en Azusa Street, informando que “afro americanos, con
unos pocos blancos… practican los ritos más fanáticos, predican las teorías más
descabelladas, y se agitan a sí mismos hasta crear un estado de frenesí loca fruto
de su celo peculiar”. Refiriéndose a William Seymour en particular, el
reportero escribe: “Con su ojo duro fijado en algún pobre incrédulo el
viejo grita desafíos y reta que responda. Se amontonan anatemas sobre
quienquiera tenga la osadía de cuestionar las enunciaciones del predicador”.
Septiembre, 1906. La
iglesia de Azusa Street reclama trece mil “conversiones”, y que el movimiento
se extendía rápidamente dondequiera.
8. Descripción de los cultos
en Azusa Street.
Las reuniones comenzaban a las 10:00 a. m.
y continuaban durante por lo menos doce horas, terminando a las 2:00 o a las
3:00 a. m. del día siguiente.
Seymour no predicaba a menudo, pero al
subir al púlpito solía leer solo dos o tres palabras a la vez de la Biblia.
Luego, andaba por el salón, retando cara a cara a los incrédulos,
vociferando “¡Que se suelten las lenguas! ¡Sean receptivos!”
No había himnarios, liturgia u
organización de ministerios. La mayor parte del tiempo no había instrumentos de
música. Alrededor del salón los hombres saltaban y gritaban. Las mujeres
bailaban y cantaban. Las personas cantaban a la vez, pero con diferentes
sílabas, ritmos y melodías.”
Cada rato, caería alguien vencido
por “el poder de Dios”, o extasiado.
La congregación se componía de distintas
razas, hasta veinte representadas para un servicio de cena del Señor y lavado
de pies.
Espiritistas y medios de organizaciones
ocultas intentaban conducir “sesiones” en medio de los servicios. Seymour
escribió varias cartas a Parham pidiendo su consejo sobre el fenómeno.
9. División y racismo en Azusa Street.
Parham visita, censura y es rechazado.
Mengua la congregación. Se cierra el local.
Mengua la congregación. Se cierra el local.
P. F. Bresee, fundador de la Iglesia
Pentecostal del Nazareno, aseguraba que las “lenguas” de Azusa Street no
provenían de Dios.
La “iglesia madre” de Azusa Street se
dividió a causa de conflictos de personalidad, fanatismo, diferencias
doctrinales y discriminación racial.
Algunos blancos abandonaron la
congregación alegando que los afro americanos no permitían que personas de
otras razas integraran el liderato. Se reportó que el mismo Seymour pidió
a los hispanos que se fueran. La integración racial del principio duró
poco tiempo.
Charles Parham visitó a la nueva iglesia
de Azusa Street en octubre de 1906. “A Parham le escandalizaron las
manifestaciones llamadas `espirituales’. Se echaba para atrás disgustado al
contemplar lo que Seymour tenía por enviado por Dios, aun catalogando como
espiritistas a algunos adherentes.” Escribió Parham :
“Me senté en la tarima de Azusa Street, y
vi manifestaciones de la carne, manipulaciones de espiritismo, a personas que
practicaban el hipnotismo en el altar sobre candidatos que buscaban el
bautismo, aunque algunos recibían el bautismo auténtico del Espíritu Santo.
Después de predicar dos o tres veces, dos de los ancianos, uno de ellos
practicante de hipnosis, me informaron que ya yo era persona non grata en ese
lugar”. La división resultante nunca se sanó.
Después de tres años de intensas campañas
diarias, la misión de Azusa Street , todavía bajo el liderato de Seymour, comenzó
a debilitarse.
Seymour murió en 1922 y su esposa en 1936.
La congregación de Azusa Street dejó de existir y el edificio fue destruido.
Pero, se había abierto un nuevo capítulo en la historia del cristianismo.
10.Reflexiones inquietantes sobre el
origen, el progreso
y las prácticas del pentecostalismo.
y las prácticas del pentecostalismo.
1. Su principal
fundador es Charles Fox Parham, puro “neófito” en asuntos
espirituales, pues tenía solo dieciocho años de edad cuando empezó a predicar
la doctrina de “lenguas extrañas” como evidencia necesaria del bautismo en el
Espíritu Santo. ¿Es sensato darle tanta autoridad y credibilidad a un
“neófito”? ¿Seguirle ciegamente? Según las directrices del Espíritu Santo, el que
ejerce autoridad en la iglesia no debería ser “un neófito, no sea que
envaneciéndose caiga en la condenación del diablo” (1 Timoteo
3:6). Aun los diáconos han de ser “sometidos a prueba primero,
y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles” (1 Timoteo
3:10).
2. Influida por
Parham, Anges Ozman, una dama joven, habla “lenguas”. Así que, adultos
jóvenes, neófitos en asuntos espirituales, son, en realidad, los fundadores del
tipo de pentecostalismo más popular en el mundo de hoy. En esta misma categoría
de “neófitos que fundan iglesias” se encuentra José Smith, el
joven fundador de los “mormones”, grupo cuyo nombre oficial es “La
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”, otra entidad
religiosa que eleva supuestas “nuevas revelaciones” por encima de la Biblia.
3. William Seymour
, el “profeta de Pentecostés”, que lleva el mensaje de Parham a Los Ángeles,
era un hombre casi sin letra, quien según el testimonio de testigos oculares,
imponía sus interpretaciones a gritos, lanzando anatemas a derecha y a siniestra.
4. ¡Que cuadro de
“fundadores”! A la larga, el alumno Seymour repudia a su maestro Parham.
Más sin embargo, de los dos, Charles Parham era el más cuerdo y entendido.
Enseñaba, correctamente, que las “otras lenguas” mencionadas en el
Capítulo Dos del libro de Hechos de Apóstoles, eran otros idiomas, pero su
entendimiento no prevaleció. Discierne y denuncia varios errores mayúsculos
practicados en Azusa Street. ¿E con qué resultado? ¡Le vetaron volver al local!
Estos "fundadores" del
Pentecostalismo aportan elementos tales que, ligados, resultan en una hirviente
mixtura fatal para las almas ingenuas.
a) Fanatismo juvenil, como
el de Charles Parham y Agnes Ozman.
b) Ignorancia, credulidad,
torpeza intelectual, agresividad y manipulación emocional -rasgos
particularmente evidentes en William Seymour, según testigos presenciales.
c) Expectación ardiente de
experimentar lo sobrenatural, como la que abanicaban las familias Edward
Lee y Richard Asberry.
d) Interpretación equivocada de
"manifestaciones", error que todos los nombrados cometieron,
juntamente con sus simpatizantes.
Durante las primeras décadas del Siglo XX,
esta misma burbujeante mixtura letal fue exportada desde Estados
Unidos de América a muchas iglesias, causando divisiones en no pocas de
ellas, y fue servida a vastas multitudes de almas en "grandes campañas de
reavivamiento de sanidad y salvación". Y una mixtura semejante,
pero con algunas variaciones en su contenido, fue exportada de Wales
(Inglaterra) y la India. Entre los países más afectados durante
la segunda mitad del Siglo XIX y las primeras décadas del Siglo XX nombramos,
en adición a Estados Unidos de América, Inglaterra y la India: Hawái, Japón,
México, Puerto Rico, Chile, Argentina, Brasil, Suecia y Noruega.
Multitudes de personas de las clases
pobres o marginadas comieron gustosamente este "salcocho hirviente
del avivamiento pentecostal". Realmente, sin comprender a cabalidad lo que
estaban ingiriendo, pues carecían de conocimientos bíblicos siquiera
rudimentarios. ¿Qué sabían de Biblia los analfabetos, o la gente de poca
preparación académica? ¿Qué sabían de Biblia los mundanos, viciados o
criminales? ¿Qué sabían de Biblia los católicos romanos o los adeptos de
religiones autóctonas? Sencilla y llanamente, no estaban preparadas para
analizar o evaluar bíblica o espiritualmente lo que recibían a manos de
"pastores y pastoras pentecostales". ¡Claro que necesitaban
urgentemente de Dios! Necesitaban encontrar a Jesucristo. Necesitaban la
salvación de sus almas. Pero, está en entredicho el que un "evangelio
fundamentalmente extático-social" pudiera proveerles lo que Dios
ofrece a toda la humanidad en su verdadero "evangelio de
salvación". Con todo, el Soberano Dios tiene la última palabra. A él
le pertenecen los juicios. No juzgamos. Solo impartimos información.
El fanatismo, la fe ciega, el
sentimentalismo y el emocionalismo, una vez hallen cabida en la mente y el
corazón, trastornan al intelecto de cualquier ser humano. Por consiguiente, no
es de extrañarse que a estas alturas, más de un siglo después de nacido aquel
"pentecostalismo",
personas "profesionales" (maestros, contables, abogados,
médicos) también militen en las filas de los "pentecostales". Al fin
y al cabo, tener preparación académica, hasta una maestría o doctorado, o ser
"profesional", ni siquiera implica tener también conocimiento amplio
de la doctrina bíblica o entendimiento acertado de lo espiritual, ni tampoco
exime de los efectos del sentimentalismo religioso. ¿Cuántos profesionales
siguen ciegamente la idolatría tradicional de la Iglesia Católica Romana?
¿Cuántos son espiritistas, creen en la astrología, se solidarizan con los
proponentes de la Nueva Era o son ateos?
Lastimosamente, las masas ignoran las
Sagradas Escrituras. ¿Qué saben acerca de "lenguas extrañas", la
naturaleza verdadera, el propósito y la duración de los dones sobrenaturales,
el verdadero bautismo en Espíritu o el bautismo en fuego? ¿Qué entienden por
hacerlo "todo decentemente y en orden" (1 Corintios 14:40)?
¿Qué conocimiento tienen de la organización bíblica de la iglesia, los medios
lícitos para el sostenimiento de la obra espiritual de Dios durante la Era
Cristiana bajo el Nuevo Testamento? Su falta de conocimiento las lleva a
recibir como auténtico lo que es, en realidad, ¡tamaño engaño! Una vez
engañadas, ocurre comúnmente un fenómeno del todo alarmante, a saber, ¡resisten
con feroz tenacidad intransigente cualquier idea o enseñanza contraria a su
creencia! Cierran su mente.
Trancan el intelecto. No siguen
aprendiendo. De ahí, que continúan comiendo ese mismo "salcocho"
durante el resto de sus días sobre la tierra. Pero, el Espíritu Santo siguen
exhortando: "Examinadlo todo; retened lo bueno" (1
Tesalonicenses 5:21). Y el apóstol Juan siguen amonestando: "Amados,
no creáis a todo espíritu, sino PROBAD los ESPÍRITUS si son de Dios, por MUCHOS
FALSOS PROFETAS HAN SALIDO POR EL MUNDO" (1 Juan 4:1).
Charles Parham y William Seymour desataron
una ola de emocionalismo religioso, de existencialismo “espiritual”,
la que pronto se convirtió en un gigantesco maremoto que ha inundado
los corazones de cientos de millones. Se alega que en el presente (principios
del Siglo XXI) el número de pentecostales y carismáticos en el mundo sobrepasa
un billón, aunque muchas ponen en tela de juicio esta cifra.
a. Al considerar el crecimiento
fenomenal del pentecostalismo, ¿deberíamos concluir que Dios mismo actuara
mediante los pentecostales de Wales (Inglaterra), la India y la iglesia en
Azusa Street , pese a excesos y errores, para hacer caer sobre el mundo la “lluvia
tardía”, expresión oído entre los pentecostales? O sea, para derramar al
Espíritu Santo sobre el mundo del presente, como sucedió en Pentecostés del año
treinta y tres de la Era Cristiana, según Hechos 2?
b. Para este servidor, semejante
conclusión sería del todo esencialmente defectuosa. ¿Qué cosa evidencia el
número de adeptos que tenga la religión, iglesia o movimiento que sea? De
cierto, el número, cualquiera que sea, bien sea alto o pequeño, no constituye
prueba indisputable de autenticidad divina, pues millones y aun billones de
almas sirven a dioses paganos o perseveran en iglesias que los mismos
pentecostales denuncian como “muertas” o “satánicas”. Entonces, suponiendo que
Dios no actuara en los personajes y grupos identificados en este análisis,
¿cómo explicar el aplastante éxito del Pentecostalismo que crearon? Sencillo,
comparativamente: emociones que desplazan al intelecto, ilusiones cautivantes
de "victoria, sanidad, poder sobre la vida, prosperidad", superación
social, fe ciega en líderes carismáticos, interpretaciones doctrinales erróneas
que engendran falsas esperanzas, ansias ardientes de experimentar lo
sobrenatural. Además, mentes susceptibles a la sugestión y la hipnosis. Y
muchos factores parecidos tales como el deseo ferviente de superarse cada uno
personalmente, ignorancia elemental de las verdaderas enseñanzas de la sagrada
Biblia, manipulación de masas, contagio del sentimentalismo, etcétera,
etcétera.
Lamentablemente, es pequeño el
porcentaje de seres humanos en el mundo para quienes la razón, el conocimiento
y el entendimiento son más importantes que sensaciones, sentimientos,
experiencias síquicas, “manifestaciones inexplicables”, escalofríos,
calentones, éxtasis, sueños y visiones. Las personas que excitan y
manipulan las emociones siempre encuentran multitudes de mentes y almas que son
presa fácil. Estas multitudes, flotando sobre los “Mares de la
Subjetividad y del Existencialismo”, desechan la verdad, la lógica y el sentido
común.
Desprecian la “sana doctrina” (1
Timoteo 5:16; 2 Timoteo 4:1-5; Hebreos 6:1; 2 Juan 9-11)de la Biblia como
“fría, seca, aburrida, muerta”. Tildan a los que la resaltan y predican como
“muertos”, aun burlándose de ellos. Pero, su grave error es evidente para el
conocedor de las Sagradas Escrituras, quien es sabio y entendido en lo
espiritual, estimando la verdad como determinante, no eliminando las emociones
sino sujetándolas a la revelación divina.
Aun Charles Parham, a
pesar del enlace que fabricó entre el bautismo en el Espíritu y lenguas
extrañas, pudo detectar, desde la tarima de la iglesia en Azusa Street, los
terribles engaños que se efectuaban: “manifestaciones de la carne,
manipulaciones de espiritismo, a personas que practicaban el hipnotismo en el
altar sobre candidatos que buscaban el bautismo”. Pero, muchos líderes
religiosos que visitaron a la iglesia en Azusa Street no fueron tan
inteligentes, objetivos o astutos sino que también se dejaron engañar, y
salieron de Los Ángeles llevando los tizones ardientes de aquellos terribles
engaños a los confines del planeta Tierra, donde encendieron grandes
"fuegos pentecostales", los que consumen infinidad de almas ingenuas
hasta el día de hoy. Manifestaciones carnales, elementos espiritistas e
hipnosis caracterizan al pentecostalismo dondequiera que surja.
6. Excesos e
inmoralidad. El pentecostalismo: ¿"un mutante
feo"? ¿"Apasionamiento desenfrenado nacido en el
infierno"? Las “manifestaciones de la carne” que observó
Charles Fox Parham en Azusa Street las ven muchos testigos que examinan
desapasionadamente el movimiento. “Al nacer el Pentecostalismo , casi de
inmediato la rama del cristianismo que parió el movimiento rechazaba al
vástago. Su engendrador, el evangelismo radical, consideraba al hijo un mutante
feo”
7. ¿Es el pentecostalismo obra de
Dios? ¿Se manifiesta el verdadero Espíritu Santo de Dios en el Pentecostalismo?
Juzgue usted, estimado lector, con juicio inteligente e imparcial. La
convicción del que escribe es que la doctrina de la Biblia y la iglesia fundada
por Cristo son muy superiores al llamado "pentecostalismo". No hay
pizca de parecido entre el pentecostalismo de actualidad y los verdaderos
eventos y enseñanzas del día de Pentecostés, según el relato inspirado de
Hechos 2.
El Pentecostalismo llega a Puerto
Rico
vía Hawái y Los Ángeles.
vía Hawái y Los Ángeles.
-Un número significante de hispanos,
mayormente mexicanos que vivían en Los Ángeles, se unieron al nuevo movimiento
“pentecostal”.
-En el año 1912, un grupo de misioneros
pentecostales, que iban rumbo al oriente, hicieron escala en la isla de Oahu,
Hawái.
-Para aquel entonces, unos cuantos
puertorriqueños se habían trasladado a Hawái para trabajar en una estación
experimental del gobierno, entre ellos el joven Juan L. Lugo, de Ponce,
Puerto Rico. “Juan L. Lugo se convirtió y recibió el bautismo del Espíritu
Santo a insistencia de su madre quien fue la primera persona tocada por el
mensaje de los misioneros. Vivían en Hawái como inmigrantes habiendo salido de
Puerto Rico para las islas del Pacífico en busca de mejores oportunidades
económicos. El 13 de junio de 1913 Lugo tomó una decisión definitiva para
seguir a Cristo.”
-Juan L. Lugo sale de Hawái y se ubica en
Los Ángeles, California. Luego, el 17 de agosto de 1916 parte de Los Ángeles
para Puerto Rico. Establece la primera iglesia pentecostal en Ponce en
noviembre de 1916, identificada como la Iglesia de Dios Pentecostal de Puerto
Rico, asociada al principio con la Asamblea de Dios. El Sr. Juan Lugo fue
perseguido tanto por protestantes como por católicos, en parte por ser “de
orígenes humildes y un peón transformado por sí mismo en pastor y
líder”. Citas y datos tomados de Hispanic Pentecostals; Azusa St . And
Beyond.
11.¿Que es el Espíritu Santo?
"Nadie puede decir: ¡Jesús es el
Señor! sino por influjo del Espíritu Santo" (1Co 12,3)
Muchas veces hemos
escuchado hablar de Él; muchas veces quizá también lo hemos mencionado y lo
hemos invocado. Piensa cuántas veces has sentido su acción sobre ti: cuando sin
saber cómo, soportas y superas una situación, una relación personal difícil y
sales adelante, te reconcilias, toleras, aceptas, perdonas, amas y hasta haces
algo por el otro…. Esa fuerza interior que no sabes de dónde sale, es nada
menos que la acción del Espíritu Santo que, desde tu bautismo, habita dentro de
ti.
El Espíritu Santo ha actuado durante toda
la historia del hombre. En la Biblia se menciona desde el principio, aunque de
manera velada. Y es Jesús quien lo presenta oficialmente:
"SI ustedes me aman, guardarán mis
mandamientos, y yo rogaré al Padre y les dará otro Defensor que permanecerá
siempre con ustedes. Este es el Espíritu de Verdad…. En adelante el Espíritu
Santo Defensor, que el Padre les enviará en mi nombre, les va a enseñar todas
las cosas y les va a recordar todas mis palabras. … En verdad, les conviene que
yo me vaya, porque si no me voy, el Defensor no vendrá a ustedes. Pero si me
voy se lo mandaré. Cuando él venga, rebatirá las mentiras del mundo…. Tengo
muchas cosas más que decirles, pero ustedes no pueden entenderlas ahora. Pero
cuando Él venga, el Espíritu de la Verdad, los introducirá en la verdad
total".
Estos son fragmentos del
Evangelio de San Juan, capítulos 14, 15 y 16. Si quieres saber más sobre las
últimas promesas y más profundas revelaciones de Jesús, lee con atención y
mucha fe, esta parte del evangelio.
Desde que éramos niños, en el catecismo aprendimos que "el Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad". Es esta la más profunda de las verdades de fe: habiendo un solo Dios, existen en Él tres personas distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Verdad que Jesús nos ha revelado en su Evangelio.
Desde que éramos niños, en el catecismo aprendimos que "el Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad". Es esta la más profunda de las verdades de fe: habiendo un solo Dios, existen en Él tres personas distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Verdad que Jesús nos ha revelado en su Evangelio.
El Espíritu Santo coopera con el Padre y
el Hijo desde el comienzo de la historia hasta su consumación, pero es en los
últimos tiempos, inaugurados con la Encarnación, cuando el Espíritu se revela y
nos es dado, cuando es reconocido y acogido como persona. Jesús nos lo presenta
y se refiere a Él no como una potencia impersonal, sino como una Persona diferente,
con un obrar propio y un carácter personal .
Formas de llamar al Espíritu Santo
"Espíritu Santo" es el nombre propio de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, a quien también adoramos y glorificamos, junto con el Padre y el Hijo. Pero Jesús lo nombra de diferentes maneras:
"Espíritu Santo" es el nombre propio de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, a quien también adoramos y glorificamos, junto con el Padre y el Hijo. Pero Jesús lo nombra de diferentes maneras:
EL PARÁCLITO: Palabra del griego
"parakletos", que literalmente significa "aquel que es
invocado", es por tanto el abogado, el mediador, el defensor,
el consolador. Jesús nos presenta al Espíritu Santo diciendo: "El
Padre os dará otro Paráclito" (Jn 14,16). El abogado defensor es aquel
que, poniéndose de parte de los que son culpables debido a sus pecados, los
defiende del castigo merecido, los salva del peligro de perder la vida y la
salvación eterna. Esto es lo que ha realizado Cristo, y el Espíritu Santo es
llamado "otro paráclito" porque continúa haciendo operante la
redención con la que Cristo nos ha librado del pecado y de la muerte eterna.
EL ESPÍRITU DE LA VERDAD: Jesús afirma de
sí mismo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida"
(Jn 14,6). Y al prometer al Espíritu Santo en aquel "discurso de
despedida" con sus apóstoles en la Última Cena, dice que será quien
después de su partida, mantendrá entre los discípulos la misma verdad que Él ha
anunciado y revelado. El Paráclito, es la verdad, como lo es Cristo. Los campos
de acción en que actúa el Espíritu Santo, son el espíritu humano y la historia
del mundo. La distinción entre la verdad y el error es el primer momento de
dicha actuación.
Permanecer y obrar en la verdad es el problema esencial para los Apóstoles y para los discípulos de Cristo, desde los primeros años de la Iglesia hasta el final de los tiempos, y es el Espíritu Santo quien hace posible que la verdad a cerca de Dios, del hombre y de su destino, llegue hasta nuestros días sin alteraciones.
Permanecer y obrar en la verdad es el problema esencial para los Apóstoles y para los discípulos de Cristo, desde los primeros años de la Iglesia hasta el final de los tiempos, y es el Espíritu Santo quien hace posible que la verdad a cerca de Dios, del hombre y de su destino, llegue hasta nuestros días sin alteraciones.
Cada vez que rezamos el
Credo, llamamos al Espíritu Santo:
SEÑOR Y DADOR DE VIDA: El término hebreo utilizado por el Antiguo Testamento para designar al Espíritu es "ruah", este término se utiliza también para hablar de "soplo", "aliento", "respiración". El soplo de Dios aparece en el Génesis, como la fuerza que hace vivir a las criaturas, como una realidad íntima de Dios, que obra en la intimidad del hombre. Desde el Antiguo Testamento se puede vislumbrar la preparación a la revelación del misterio de la Santísima Trinidad: Dios Padre es principio de la Creación; que la realiza por medio de su Palabra, su Hijo; y mediante el Soplo de Vida, el Espíritu Santo.
SEÑOR Y DADOR DE VIDA: El término hebreo utilizado por el Antiguo Testamento para designar al Espíritu es "ruah", este término se utiliza también para hablar de "soplo", "aliento", "respiración". El soplo de Dios aparece en el Génesis, como la fuerza que hace vivir a las criaturas, como una realidad íntima de Dios, que obra en la intimidad del hombre. Desde el Antiguo Testamento se puede vislumbrar la preparación a la revelación del misterio de la Santísima Trinidad: Dios Padre es principio de la Creación; que la realiza por medio de su Palabra, su Hijo; y mediante el Soplo de Vida, el Espíritu Santo.
La existencia de las criaturas depende de
la acción del soplo - espíritu de Dios, que no solo crea, sino que también
conserva y renueva continuamente la faz de la tierra. (Cf. Sal 103/104; Is 63,
17; Gal 6,15; Ez 37, 1-14). Es Señor y Dador de Vida porque será autor también
de la resurrección de nuestros cuerpos:
"Si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a sus cuerpos mortales por su Espíritu que habita en ustedes" (Rom 8,11).
"Si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a sus cuerpos mortales por su Espíritu que habita en ustedes" (Rom 8,11).
La Iglesia también
reconoce al Espíritu Santo como:
SANTIFICADOR: El Espíritu Santo es fuerza que santifica porque Él mismo es "espíritu de santidad".
SANTIFICADOR: El Espíritu Santo es fuerza que santifica porque Él mismo es "espíritu de santidad".
(Cf. Is. 63, 10-11) En el Bautismo se nos
da el Espíritu Santo como "don" o regalo, y el Habla en Lengua, con su presencia
santificadora. Desde ese momento el corazón del bautizado se convierte en
Templo del Espíritu Santo, y si Dios Santo habita en el hombre, éste queda
consagrado y santificado.
El hecho de que el Espíritu Santo habite en el hombre, alma y cuerpo, da una dignidad superior a la persona humana que adquiere una relación particular con Dios, y da nuevo valor a las relaciones interpersonales. (Cf. 1Cor 6,19) .
El hecho de que el Espíritu Santo habite en el hombre, alma y cuerpo, da una dignidad superior a la persona humana que adquiere una relación particular con Dios, y da nuevo valor a las relaciones interpersonales. (Cf. 1Cor 6,19) .